jueves, 15 de marzo de 2012

En la actual era llamada del conocimiento, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han originado un gran impacto social en todos los ámbitos, especialmente en el de la educación, donde son consideradas un excelente recurso didáctico que apoya el proceso pedagógico, multiplicando los entornos virtuales para la enseñanza y el aprendizaje, trascendiendo las barreras  del tiempo y el espacio, logrando asegurar una continua comunicación entre estudiantes y docentes. Estos entornos surgen ante las crecientes demandas de formación continua de los ciudadanos para afrontar las exigencias de la cambiante sociedad actual.


No obstante los vertiginosos aportes de las TIC a la educación, es necesario repensar en las posibles consecuencias que su uso excesivo o no adecuado puede traer al acto pedagógico; no se trata simplemente de incorporar las nuevas tecnologías al aula escolar como un complemento a la clase que prepara el docente día tras día, o a las acciones pedagógicas del entorno virtual pensando que todo debe trabajarse ahora con el computador. O lo que es peor aún, olvidarse del verdadero objetivo de la enseñanza educativa permitiendo que los aprehendientes ingresen a ese gran mar de información y conviertan la investigación en la acción somera de copiar y pegar el conocimiento, anulando el desarrollo de sus habilidades, limitando su creatividad, su actitud crítica, reflexiva, investigativa y propositiva.

Otro aspecto importante que resaltar es el de la formación integral del ser humano que se espera deben favorecer todos los entes educativos (familia, colegio, universidad, sociedad, Estado, etc.), en este sentido, y siendo un poco sensatos, sin necesidad de investigar en ningún lado, podemos deducir sin lugar a dudas que la información que hoy en día nos venden los diferentes medios, es un aliciente para que nuestros niños y jóvenes aprendan y se formen con una serie de  antivalores   que degradan cada vez más su formación integral. Por sólo citar un ejemplo, la televisión nos enseña sin ningún pudor a ejecutar robos, secuestros, asesinatos, narcotráfico…, y esto es algo que ni docentes ni padres de familia podemos controlar. 

Bajo la figuras de libertad de credo, libre personalidad, mal trato infantil, etc., prácticamente los jóvenes se educan a sus anchas, a su gusto, y pareciera que el Estado “nos ata las manos” a los actores de la educación. Entonces, cabe preguntarse: ¿las TIC contribuyen a formar seres humanos o sapientes? Es claro que le concierne al Estado definir las políticas que orienten los parámetros en el uso de las TIC para la educación. Pero bueno,  desde el otro lado de la moneda, no todo se ve tan mal, el aporte que las TIC hacen a la educación sienta un gran precedente ampliando horizontes de acción y generando múltiples posibilidades de desarrollo de la sociedad. Sólo que esas posibilidades educativas a través de las TIC se han de considerar en dos aspectos: el conocimiento y la formación integral de las personas. Para que todo este proceso avance y se dé una real educación a través de las nuevas tecnologías, es necesario que los centros educativos desarrollen proyectos que se ajusten a la realidad en que vivimos, en la búsqueda de obtener mejores ciudadanos, aprovechando todas las oportunidades que nos ofrecen las TIC’s para que sean un verdadero apoyo educativo en la formación de  seres competentes, autónomos, pero sobre todo, llenos de valores humanos. 

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